La razón de esta caída a los abismos habita en malas inversiones, divorcios, gastos desmedidos y también en el entorno: familia, amigos y agentes del futbolista. Motivos como esos han llevado a la insolvencia a Lee Hendrie (Aston Villa), Brad Friedel (Tottenham) Colin Hendry (excapitán del Blackburn Rovers), John Arne Riise (Fulham) o Eric Djemba-Djemba ( Manchester United), han sufrido serios contratiempos financieros, según varias informaciones periodísticas.
Al final del día es el propio jugador, quien tiene que estar atento a su capital y vigilarlo. “Es una relación compleja, pero muchos jugadores son demasiado confiados y dependientes de una sola persona o de un pequeño equipo”, admite Tom Cannon: “Los mejores agentes son brillantes, aunque siempre tienen que ser controlados por el futbolista”.
En comparación con algunos deportistas derrochadores, surgen ejemplos de gestión brillante. David Beckham ha sabido ganar una fortuna y a la vez construir una marca universal, que va más allá de su tiempo como jugador.
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